Cuando enfrentamos un problema legal, ya sea porque se nos exige algún tipo de responsabilidad o porque queremos reclamar un derecho, solemos pensar automáticamente en acudir a los Juzgados y Tribunales. En ciertos casos, esta vía judicial puede ser la solución más adecuada, especialmente si el conflicto requiere una respuesta estrictamente legal.
Sin embargo, los Tribunales no siempre ofrecen las respuestas más satisfactorias. Los procedimientos judiciales suelen implicar costes económicos, emocionales y de tiempo que no siempre estamos dispuestos o en condiciones de asumir. Por ello, junto a la Jurisdicción tradicional, existen métodos alternativos que permiten gestionar y resolver conflictos de manera más ágil, económica y personalizada.
Estos métodos, conocidos como Métodos Adecuados de Solución de Conflictos (en adelante, “MASC”), ofrecen a las personas un papel activo en la resolución de sus disputas, fomentando acuerdos que se adaptan mejor a sus necesidades e intereses. Son herramientas que promueven la colaboración y permiten alcanzar soluciones eficaces sin recurrir a un litigio.
En este contexto, la Ley Orgánica 1/2025, de 2 de enero, de medidas en materia de eficiencia del Servicio Público de Justicia, introduce una serie de reformas significativas en el sistema judicial español, con el objetivo de mejorar su eficiencia y accesibilidad. Publicada en el Boletín Oficial del Estado el pasado 3 de enero de 2025, la norma entrará en vigor el 3 de abril de 2025.
Entre sus múltiples novedades, destaca el impulso de los Métodos Adecuados de Solución de Conflictos (“MASC”), que representan un avance clave para resolver disputas de manera más ágil y económica, reduciendo la carga de trabajo de los Tribunales. Estos mecanismos fomentan una cultura del acuerdo, el diálogo y la responsabilidad, ofreciendo alternativas que se adaptan mejor a las necesidades de las partes, frente a la confrontación judicial tradicional.
El objetivo: una Justicia más eficiente y participativa.
La ley establece que, antes de acudir a los Tribunales, las partes deberán demostrar que han intentado resolver el conflicto mediante negociación o métodos alternativos. De esta forma, los ciudadanos se convierten en los protagonistas de la resolución de sus problemas, buscando la solución más adecuada con el apoyo de herramientas clave como la mediación, la conciliación o la opinión de expertos.
A continuación, presentamos los MASC destacados en la Ley Orgánica 1/2025 y el papel que desempeñan los abogados en cada uno de ellos:
1. Mediación
La mediación es un método en el que un profesional imparcial (mediador) facilita el diálogo entre las partes para alcanzar un acuerdo sin necesidad de acudir a juicio. Es una solución que permite ahorrar tiempo y dinero, además de fomentar una resolución colaborativa y personalizada.
El papel del abogado:
- Aunque no es obligatorio que participe, el asesoramiento de un abogado es muy recomendable para garantizar que las decisiones tomadas sean informadas y legales.
- Si se alcanza un acuerdo, el abogado revisa el documento para proteger los derechos de su cliente.
- En caso de incumplimiento del acuerdo, el abogado puede representar a su cliente en los Tribunales.
Los acuerdos alcanzados en mediación tienen la misma validez que una sentencia judicial.
2. Conciliación (pública o privada)
En la conciliación, un profesional experto (conciliador) ayuda a las partes a llegar a un acuerdo, proponiendo posibles soluciones que las partes pueden aceptar o rechazar.
Modalidades de conciliación pública:
- Jueces de paz, conflictos menores (hasta 6.000 euros).
- Letrados de la Administración de Justicia, según la Ley de Jurisdicción Voluntaria.
- Notarios, en virtud de la Ley del Notariado.
- Registradores, conforme a la Ley Hipotecaria.
El papel del abogado:
- Aconseja a su cliente sobre las propuestas planteadas por el conciliador.
- Participa en la negociación para proteger los intereses del cliente.
- Supervisa el acuerdo final para garantizar su validez legal.
3. Oferta vinculante confidencial
Una parte realiza una oferta confidencial a la otra para resolver el conflicto. Si la oferta es rechazada, su contenido permanece confidencial y no se puede usar como prueba en un juicio posterior.
El papel del abogado:
- Redacta la oferta para proteger los derechos de su cliente.
- Evalúa los riesgos asociados con aceptar o rechazar la oferta.
- Supervisa que los términos se cumplan si se acepta la oferta.
4. Opinión de persona experta independiente
Un experto imparcial analiza el caso y emite una opinión técnica o jurídica. Esta opinión no es vinculante, salvo que las partes acuerden lo contrario.
El papel del abogado:
- Ayuda a seleccionar al experto más adecuado.
- Facilita la información necesaria para el análisis del experto.
- Analiza la opinión y asesora al cliente sobre cómo utilizarla en una negociación o litigio.
5. Derecho colaborativo
Método en el que las partes, con sus abogados, negocian un acuerdo sin acudir a juicio. Si no se logra el acuerdo, los abogados no podrán representar a sus clientes en un proceso judicial posterior.
El papel del abogado:
- Es clave, ya que negocia directamente en nombre de su cliente.
- Busca soluciones consensuadas, priorizando la cooperación entre las partes.
6. Justicia restaurativa
Enfocada en reparar el daño causado por un delito o conflicto, permite un diálogo entre la víctima y el infractor, mediado por un facilitador.
El papel del abogado:
- Representa y acompaña a su cliente (víctima o infractor) durante las sesiones.
- Garantiza que los derechos de su cliente sean respetados.
- Supervisa los acuerdos alcanzados y su legalidad.
7. Arbitraje
Un tercero neutral (árbitro) emite una decisión vinculante tras analizar el caso. Aunque el arbitraje tiene su propia regulación en la Ley 60/2003 de Arbitraje, es un método complementario reconocido.
El papel del abogado:
- Representa al cliente en el procedimiento arbitral, defendiendo su posición.
- Presenta pruebas y argumentos ante el árbitro.
- Supervisa la ejecución del laudo arbitral o su impugnación.
¿Por qué elegir los MASC?
Los MASC ofrecen una serie de ventajas significativas frente a los procedimientos judiciales tradicionales. Entre los beneficios más destacados se encuentran:
- Agilidad y flexibilidad: Los conflictos son dinámicos y requieren soluciones adaptadas a las necesidades específicas de cada caso. Los MASC son mucho más rápidos y flexibles que los procedimientos judiciales, cuyas formas y plazos a menudo resultan rígidos.
- Menor coste económico y temporal: Las partes ahorran tiempo y dinero al optar por vías alternativas al litigio.
- Voluntariedad: Estos métodos solo se inician si ambas partes lo desean, y cualquier participante puede decidir abandonarlos en cualquier momento.
- Control del proceso y del resultado: Las partes conservan el control total sobre el desarrollo del procedimiento y la solución alcanzada (con la excepción del arbitraje, donde la decisión es vinculante).
- Menor coste personal: Evitan el desgaste emocional y personal que suele acompañar a los litigios judiciales prolongados.
- Colaboración y cohesión social: Fomentan un enfoque colaborativo en lugar de confrontativo, lo que no solo facilita la resolución de conflictos, sino que también contribuye a preservar y fortalecer las relaciones a futuro.
- Mayor satisfacción: Al ser las partes quienes participan activamente en la solución, la satisfacción con los resultados suele ser mayor que la derivada de una sentencia judicial impuesta.
- Soluciones prácticas y eficaces: Los acuerdos alcanzados en los MASC son siempre viables y ejecutables, garantizando que las obligaciones pactadas sean realistas y efectivas.
En todos estos métodos, el rol del abogado es fundamental, ya sea como asesor, negociador o representante, garantizando siempre que los derechos e intereses de su cliente estén debidamente protegidos.